Dra Lucia Nader M | Dr Juan Carlos Mendoza A
Fragmento de: Un viaje a la maternidad asistida
La respuesta suena obvia. Para tener un bebé; sin embargo, es necesario explorar las diferentes motivaciones que nos llevan a buscar un maternidad asistida. Una de ellas puede ser un deseo real de ser padres, otra complacer a la pareja, alguna más llenar vacíos afectivos; como por ejemplo, imaginar el tener compañía para no pasar una vejez sola o incluso cumplir con expectativas sociales y familiares. Esto puede originar una falsa percepción del proceso al que se van a enfrentar.
Una vez se ha pasado por ese proceso diagnóstico y superado el primer impacto emocional, se hace necesario poner los pies sobre la tierra.
Se sabe que las causas de la infertilidad pueden ser de él o de ella y el médico tratante definirá las conductas de abordaje; sin embargo, es esencial que cada miembro de la pareja antes de aceptar el tratamiento piense, sienta y actúe en consecuencia y defina si se siente preparado para vivir una aventura que implica esfuerzos físicos, emocionales y económicos. En este punto se tomará la decisión ¿quiero un hijo o puedo tener una vida maravillosa, sin la experiencia de la maternidad? Pregúntense ¿Como me veo con hijos y sin hijos?. Reflexiones y cuestionamientos muy importantes ya que se suele manejar en la fantasía procesos mágicos en donde el resultado es un bebé en brazos.
Lo primero a trabajar, como una manera de romper este círculo de incertidumbre y castigo, es entender que como persona o pareja tienen una dificultad para concebir un hijo; acto seguido, es vivir y aceptar ese momento, sin negar los sentimientos asociados, para entender que si quieren o desean a ese ser que van a amar toda su vida, deben encontrar de manera sensata e informada el camino que los lleve o a lograr el hijo/a, o en casos muy complejos a aceptar que es una mujer o una pareja que no pueden tener hijos. Por último, entender que hay diferentes maneras de ser padre o madre; lo único que se necesita es un intermediario “el amor”.