Dra Lucia Nader M | Dr Juan Carlos Mendoza A
Fragmento de: Un viaje a la maternidad asistida
Es importante entender que “nadie puede dar de lo que no tiene”. Una mujer o una pareja que desean ser padres, deben consultar consigo mismos que tan preparados están para asumir la llegada de un ser humano, indefenso, que va a depender por mucho tiempo de ellos.
Los patrones familiares y el tipo de vínculo-apego que generen los padres va a determinar las características saludables o no de la personalidad de ese nuevo ser; por lo tanto es fundamental trabajar para reconocer cuales son las debilidades para superarlas y aprender a darles manejo.
Una pareja por bien avenida que esté, recibe el diagnóstico de no poder engendrar espontáneamente, no solo con sorpresa sino con dolor. Para muchos puede ser tan estresante o frustrante como la pérdida de un ser querido o el dictamen de una enfermedad catastrófica.
Algunos evidencian conflictos callados u ocultos, cuando deben enfrentar su infertilidad. Las características frágiles de la personalidad afloran y pueden expresarse a través de conductas de reclamo, culpas mutuas, rechazo a expresiones afectivas etc.
Por el contrario parejas bien consolidadas, fortalecen su relación, se comunican y apoyan y en común orientan sus necesidades para encontrar una atención médica y psicológica, que aborde el tema desde la experiencia, la ética y el servicio.
Es por esto que es muy importante invertir en la vida afectiva, amorosa e íntima de la pareja, independiente de las relaciones programadas, la sexualidad es algo que se expresa desde lo que somos y no desde lo que hacemos; por lo tanto ese vínculo afectivo debe estimular los acercamientos y funcionar como un neutralizador de la situaciones de presión propias del tratamiento.